(Buenos Aires, 12/9/2006, de la Redacción de Padelcenter.com) En el lunfardo porteño, adoptado por el resto de la Argentina, un chorro es un ladrón, y en el tango es moneda corriente hablar de chorros, así como en la calle, en el lenguaje cotidiano.
Pero en deportes, un chorro es un ladrón que roba porque juega demasiado bien, como estos chicos que apenas rondan los veinte años y que ya descollan en el circuito profesional argentino, lo que los llevó a probar suerte en España para mostrarse en un circuito más exigente, en el que no les fue NADA mal.
En la música popular argentina hay un grupo de cumbia llamado los Pibes Chorros. Y estos profesionales del padel, que no roban, no portan más armas que sus palas y tienen una vida bastante más sana, se han ganado el título de Pibes Chorros del padel argentino. Porque son nenes. Porque juegan demasiado bien y roban en la cancha. Y porque generalmente -salvo contra los consagrados- un partido contra ellos es un afano.
Pero los Pibes Chorros del Padel la hicieron mejor todavía y se fueron a la península en banda, a compartir una conviencia que hizo y hace de la aventura española una experiencia todavía más rica.
Con ustedes, el futuro del padel.
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