Alejandro
Lasaigues cuenta por qué ya no tenía motivación
para jugar
"El pádel creció
demasiado rápido, ahora
hay que volver a empezar de cero"
Retirado
hace pocos meses, Alejandro "el marciano" Lasaigues
sigue siendo para el mundo del padel un referente obligado
a la hora de reconstruir la historia de este deporte.
Ganador crónico y permanente de cuanto torneo se
le cruzaba por delante, Lasaigues fue durante una década
el jugador a vencer por los que venían detrás.
Hoy ya no compite más en forma profesional, y en
este reportaje proyecta la película de su impresionante
carrera junto a Padelcenter.com
reportaje
de Guillermo
Russell
Hagamos un repaso
de tus logros más importantes en el pádel
¿Títulos mundiales?
A.L.: Campeón mundial por equipos ´92,
´94, ´96 y ´00, y por parejas ´92,
´94 y, ´96.
¿Olimpias de plata?
A.L.: Cinco
¿Años?
A.L.: Me mataste, a ver...´91, ´92, ´94,
´95 y ´97. En el ´93 fue Roby y en
el ´96 el Bebe Auguste, cuando jugaban conmigo.
¿Cuántos años
fuiste número uno?
A.L.: Y, prácticamente diez años. Empecé
a jugar profesionales en el ´87, a fin de año
ya era número uno, y después fui número
uno casi diez años. No ininterrumpidos, pero
perdiendo el primer puesto muy pocos meses.
¿Y todos los años
terminaste como número uno, salvo cuando empezaste
a viajar seguido a España?
A.L.: Sí, después, cuando empezamos a
viajar al exterior, dejé de jugar el circuito
argentino y por ahí perdía un tiempo el
número uno, pero bueno, resignábamos eso
por jugar afuera por los puntos que había, y
el dinero, que era lo más importante. Acá
ya empezaba a haber poca plata y en Europa empezaba
a crecer mucho.
¿A España
empezaste a viajar seguido en el ´96?
A.L.: A partir del ´96 empecé a viajar
fuerte, pero empecé a partir del ´88 y
nunca dejé de ir. Fui de los primeros en viajar
con Álvarez Clementi y después, cuando
jugué los cinco años con Roby, ya viajábamos
mucho, el pádel estaba bastante fuerte allá.
Después seguí con el Bebe Auguste, y después
ya en el ´98 o ´99 empecé a bajar
el ritmo, seguí viajando pero no como en los
años anteriores.
Contame de tus compañeros...
A.L.: Tuve muy pocos, Álvarez Clementi cuatro
años, con quien fui número uno casi los
cuatro años, cinco con Roby Gattiker, también
número uno, con el Bebe Auguste jugué
casi tres años y también fuimos número
uno en todo, y después del Bebe volví
a jugar con Roby, y jugué casi hasta el final
de mi carrera, salvo el año pasado (2000) que
jugué dos torneos en México con Sancho,
y ya ahí terminé casi de jugar.
¿Ahí ya habías
decidido abandonar?
A.L.: Sí, fuimos a jugar por una invitación
que nos habían hecho. Fueron dos torneos internacionales
muy buenos y tuvimos la suerte de ganarlos.
Entonces en realidad tu
último compañero
formal fue Roby...
A.L.: Sí, y además una de las cosas que
yo quería hacer era terminar mi carrera jugando
con él. Somos muy amigos desde hace muchos años,
marcamos una época en el pádel, y fue
la mejor época que hubo en Argentina y en Europa.
Mi sueño era terminar jugando con él,
porque habíamos ganado todos los títulos.
No hay muchos jugadores
que hayan tenido tan pocos compañeros con una
trayectoria tan larga...
A.L.: Creo que ninguno. Una de las claves del éxito
de mi carrera fue haber tenido pocos compañeros
y tratar de exprimir lo máximo posible de la
pareja. Además me fue bien con todos ¿para
qué íbamos a cambiar?, uno cambia de compañero
como en el fútbol, que cambian de técnico
cuando no se dan los resultados. En el pádel
es lo mismo, cuando no se dan los resultados cambiás
de compañero. Lamentablemente el pádel
es de a dos, entonces cuando perdés la culpa
es de tu compañero y cuando ganás es porque
jugaste una barbaridad vos, y no es así, el pádel
es de a dos, se juega de a dos, se gana de a dos y se
pierde de a dos. Eso los jugadores no lo entienden,
entonces pierden tres o cuatro torneos rápido
y cambian de compañero creyendo que esa es la
solución, y no es así. La solución
es tratar de aprovechar lo máximo de la pareja
y darle para adelante.
¿Qué tenés
para destacar, a favor y en contra, de cada uno de tus
compañeros?
A.L.: Horacio fue el que me enseñó a jugar
al pádel, fue el que me metió en este
deporte. Aprendí muchísimo de él,
es un profesional cien por cien, siempre se ha cuidado,
encaraba los partidos con mucho respeto y le debo todo
lo que soy en el deporte. Él me enseñó
todos los secretos y soy muy amigo.
¿Y porqué
se separaron? La leyenda dice que él ya no estaba
para seguir manteniendo el nivel y te dijo "buscate
otro compañero para poder seguir siendo el número
uno"
A.L.: Sí, fue un poco así. En nuestro
cuarto año como compañeros vimos que el
pádel empezaba a tener un crecimiento muy importante
acá en Argentina, y Horacio no estaba para seguir
jugando en ese nivel, lo que en realidad es una mentira,
ya que sigue jugando el circuito porque es un fanático
y un jugador excelente con un pádel bárbaro,
pero bueno, con Roby siempre habíamos tenido
la idea de jugar juntos, habíamos jugado mucho
al tenis juntos en dobles, de chiquitos, y nos había
ido muy bien, entonces un día le dije a Horacio
"mirá, tengo la idea de jugar el año
que viene con Roby" y me dijo "Ale, no hay
ningún problema, encará con Roby el circuito
el año que viene".
Entonces no fue que él
vio que ya no estaba y te dijo que busques otro compañero...
A.L.: Y no, en realidad yo le dije que tenía
la idea de jugar con Roby el otro año y él
no tuvo ningún problema.
Hablemos de Roby
A.L.: Qué te puedo decir, nos conocemos de memoria,
entramos a una cancha de pádel por primera vez
juntos para jugar nuestro primer torneo profesional,
y de ahí en más no perdimos casi nunca.
Somos muy amigos, realmente jugamos de memoria, con
los ojos tapados. Fuimos, sin ninguna duda, la mejor
pareja de pádel de la historia, porque ganamos
todo, no perdimos nunca la motivación, no nos
quedó nada por ganar. Nos separamos porque en
un momento el pádel empezaba a tener una caída
importante acá en la Argentina, la gente estaba
cansada de ver ganar a Gattiker-Lasaigues, y un día
lo agarré a Roby y le dije "Mirá
Roby, lo mejor para nosotros y para el pádel
va a ser separarnos, que cada uno siga su camino, sin
descartar en el futuro volvernos a unir". Creo
que en ese momento era lo mejor para ambos y sobre todo
para Roby, porque creo que en ese momento todo el éxito
de la pareja recaía sobre mí, todo el
mundo hablaba de mí, y Roby siempre fue un excelente
jugador, fue número uno, ganó todo, y
lo siguió demostrando después, así
que lo mejor que hicimos en ese momento fue separarnos,
para que en el circuito, sobre la base de nuestra separación,
se empiecen a formar nuevas parejas y tenga otro condimento.
¿O sea que lo hicieron
para darle más emoción al circuito?
A.L.: Sí, lo hicimos por eso, pensando en el
pádel y no en nuestro rédito personal,
porque nosotros podríamos haber seguido ganando
plata...
Y no había pareja
para sacarles el número uno...
A.L.: No, y todas las parejas se estaban separando porque
estaban mal
¿Un poco por culpa
de ustedes?
A.L.: Y porque no ganaban. Mariano (Lasaigues) y el
Bebe, que era la pareja que nos seguía, se estaban
separando en ese momento. Creo que salieron ganando
todos en el circuito.
Sigamos con tus compañeros
¿el Bebe?
A.L.: El primer año y medio nos fue bárbaro,
ganamos todo, nos fue muy bien. Somos dos jugadores
difíciles de convivir adentro de una cancha de
pádel, pero el Bebe cedió su protagonismo
porque sabía que yo iba a tomar el mando de la
pareja, porque siempre lo hice con todos mis compañeros.
Nos fue muy bien hasta que un día, en España,
me planteó las posibilidades que tenía
él de irse a vivir a Europa. No estaba pasando
un buen momento acá, en la parte afectiva, y
le dije "lo mejor que podés hacer vos es
venirte a vivir a España y hacer tu carrera acá,
y alejarte de Argentina" que era donde él
tenía problemas. Eso fue en Junio, lo estudió,
y a los quince días me confirmó que a
partir de Enero se iba, que había arreglado para
jugar con el Gallego Díaz. Íbamos a jugar
hasta fin de año juntos, pero yo le dije que
no quería jugar más con él porque
no tenía motivación para jugar con él.
Él ya sabía que se iba, estaba en otra
cosa. No terminamos bien, pero después lo hablamos.
Hoy es un profesional cien por cien, dedicado todo el
día al pádel, que es su trabajo. Es un
gran jugador, por ahí no tiene la facilidad que
tenía Roby en su momento, pero lo suple con entrenamiento
y gran dedicación, con un smash que hace una
diferencia tremenda en el circuito, y además
es una gran persona. Ahora está demostrando porqué
ganó lo que ganó, creo que con el Gallego
Díaz son superiores al resto de las parejas.
¿Por arriba de Reca-Nerone?
A.L.: Y sí, aunque ahora están más
parejos. Hicieron mucha diferencia el año pasado
al principio de temporada, aprovecharon muy bien que
todas las parejas estaban desarmadas... Reca-Nerone
es hoy una muy buena pareja, en la Argentina tienen
una diferencia abismal con el resto, y creo que este
año con el Bebe y el Gallego se van a repartir
un poco.
El año pasado se
enfrentaron seis veces y ganaron tres cada una...
A.L.: Sí, este año va a ser lo mismo,
son muy parejos... Si juegan en una cancha rápida
creo que tienen más ventaja el Gallego y el Bebe,
en una cancha lenta pueden ganar Reca-Nerone, pero son
las dos mejores parejas que hay en la actualidad.
¿Quién puede
ser la tercera?
A.L.: Este año va a estar muy parejo, creo que
se han formado buenas parejas... Creo que Semprún-Belasteguín,
mi hermano con Chema Montes, va a ser muy buena la pareja
de Rovaletti con La Hoz, creo que va a haber media docena
de parejas muy buenas atrás de las dos primeras.
¿El Bebe es el mejor
smash del circuito?
A.L.: Sí, el Bebe y Nerone son los mejores smashes
del circuito, sin duda.
¿Y Malacalza?
A.L.: También es muy bueno, pero por debajo de
ellos. Gastón es muy buen jugador, creo que todavía
no ha explotado lo que tiene que explotar, nunca tuvo
al lado un jugador que haya marcado camino en el pádel,
pero es un jugador con un potencial bárbaro,
y un físico bárbaro también.
Volvamos a tus compañeros,
viene Roby otra vez, que fue tu último compañero...
A.L.: Con Roby, cuando volvimos a jugar, tuvimos momentos
buenos y otros malos, lo que pasa es que cuando volvimos,
lamentablemente, no teníamos la misma motivación
para jugar los torneos de Argentina. Es muy difícil,
cuando uno viene de cuatro o cinco mil personas en el
estadio, televisión, prensa, con un éxito
bárbaro, volver a jugar después de cuatro
o cinco años e ir a clubes que lamentablemente
no tenían las condiciones para recibir los torneos,
donde no había prensa... más por mí,
porque creo que a Roby lo ponés en cualquier
cancha y a él siempre le encanta jugar, yo no
tenía lo motivación suficiente para jugar
esos torneos, y se lo dije a él. No tenía
la motivación para ir a jugar a un club, con
poca gente, sin ambiente, que hay poca plata... por
eso preferí dar un paso al costado. Es difícil
cuando viviste lo otro.
Los chicos que juegan ahora no conocieron lo otro, la
época del éxito del pádel acá,
en Argentina.
Antes de empezar el reportaje,
me contaste que no pudiste realizar la última
gira de tu carrera con Roby por una decisión
errada de él ¿cómo fue la cosa?
A.L.: El año pasado yo ya trabajaba en Topper,
había unas giras importantes por Europa en agosto
y septiembre y a la de agosto no pude ir porque tenía
que ir a Estados Unidos a jugar al fútbol con
Topper, porque había una convención y
un partido con los nuevos dueños de Alpargatas,
y le tuve que avisar a Roby tres días antes que
no podía ir a la gira, porque no me dejaba la
gente de Alpargatas. Roby consiguió un brasileño
para ir, Jardim, y le fue muy bien, pero le dije "mirá,
en la gira de septiembre vamos juntos porque es la última
gira que voy a hacer, y me gustaría hacerla con
vos". Después hubo un manejo interno de
Roby, que había arreglado con Matías Díaz
para jugar, y me dejaron colgado a mí, y no me
dijeron. Me enteré tres días antes de
la gira, y yo me sentí molesto porque me hubiese
gustado que Roby me diga "mirá, voy a jugar
con Matías Díaz", y yo no tenía
ningún problema, voy y juego con otro.
Ese fue el problema, como no me enteré por boca
de él, estuve bastante enojado, pero con Roby
la amistad va más allá de todas esas cosas,
después lo hablé con él. Él
jugó con Matías Díaz, lamentablemente
no le fue bien, yo jugué con Sancho y tampoco
nos fue bien porque nos tocó el Bebe y el Gallego,
pero bueno, son cosas que pasan en el pádel...
Viendo las decisiones que
tomaste en tu carrera sobre qué torneos jugar,
parecía que las tomabas dándole más
importancia al rédito económico que al
rédito deportivo, por ejemplo con los viajes
a España, que económicamente eran beneficiosos,
pero deportivamente, a lo mejor, no servían tanto...
A.L.: Sí, por supuesto, un profesional del deporte
tiene una vida muy corta, podés tener diez años
para ganar plata. Igual, acá en Argentina, no
me quedaba nada por ganar, en seis o siete años
había ganado todo, ya sea con Roby o con el Bebe,
y después había mucha más plata
en Europa, y nosotros íbamos a jugar por la plata,
no íbamos a jugar por el rédito deportivo.
Eso yo lo tengo muy claro y creo que el que te diga
lo contrario te miente, nadie va a jugar al pádel
gratis, es muy difícil...
Hoy hay jugadores que juegan
gratis, que lo que ganan no les alcanza para pagarse
los viáticos...
A.L.: Pero son chicos, si me preguntaban a los veinte
años... yo cuando empecé a jugar al pádel
jugaba gratis, jugaba por la coca y el sandwich, o por
estadías en algún lugar. Después
empecé a ganar plata, y empecé a ser profesional,
vivía de esto. Tenía mi familia, un montón
de cosas, y jugaba por dinero...Sí, íbamos
a jugar a Europa por la plata. Tuve muchas críticas
en ese momento, de la APA, de la APP, pero bueno, nosotros
íbamos donde había más plata.
¿Te parece que el
pádel puede volver a ser lo que fue?
A.L.: Nosotros agarramos la mejor época del pádel,
y también la mejor época de la Argentina,
en cinco o seis años que tuvo un crecimiento
importante, después de una recesión muy
grande. Tuvimos suerte, y lamentablemente los chicos
de ahora agarran la pero parte del país, donde
hay mucha recesión, donde todos los deportes
están muy mal, ya sea económica o federativamente,
y eso se siente. Va a ser muy difícil que el
pádel vuelva a tener la repercusión y
la plata que tuvo en la época del furor.
Nombraste otros deportes,
que hoy están peor que en esa época, pero
el pádel, deportivamente, está mucho más
abajo que los otros.
A.L.: No sé si deportivamente está tan
abajo, acá tenés que diferenciar lo que
es el fútbol...
Pero hay jugadores de básquet
o de voley que viven de su deporte...
A.L.: Pero cuatro o cinco nada más. Hoy en este
momento no podés vivir del pádel, en nuestra
época jugábamos y entrenábamos,
nada más. Hoy tienen que dar clases o hacer algo
más para poder vivir.
Por eso, en ese momento
ustedes ganaban más que un jugador de básquet
de primera línea. Por eso te pregunto si no bajó
con respecto a los otros deportes.
A.L.: Sí, mucho más, y las culpa de eso
la tenemos todos, no es que la tiene una sola persona,
o la Asociación, porque en el momento de furor
estábamos todos arriba, y cuando empezó
a bajar se fueron muchos del pádel. Hoy, cuando
criticás, tenés que saber muy bien a quien
criticás. Hay organizadores de eventos, y yo
los conozco, que hacen eventos para ganar plata, que
es la finalidad, pero hay muchas veces que pierden plata,
y muchas veces que salen hechos.
¿Por ejemplo?
A.L.: Por ejemplo Álvarez Clementi, que fue socio
mío, de Diógenes, de Maqui en Master.
Cuando cerramos Master, él siguió organizando
eventos, muchas veces ganando plata, y muchas veces
perdiendo. Y los jugadores no saben esas cosas, y sin
embargo el evento se hace igual. Prac Paddle tuvo críticas
feroces durante muchos años, yo he estado en
reuniones de la APP donde lo criticaban a Horacio, le
decían de todo, y los que hablaban no sabían
la realidad. Y Horacio es una persona que sigue haciendo
eventos.
Yo le dije, hace muchos años, "no hagas
más eventos para la APP, hacé exhibiciones,
donde vas a ganar más plata", y sin embargo,
hoy haciendo eventos para la APP, y se equivoca; se
lo dije muchas veces.
¿Pero hacer eventos
por las suyas, no sería una forma de separar
y tirar todos para distintos lados? Deberíamos
sumar, por ejemplo ir a la APP y...
A.L.: Sí, él fue un montón de veces,
tuvo encontronazos con la APP, tuvo golpes muy duros
con el pádel, y sin embargo sigue apostando al
pádel, y sigue haciendo eventos por puntos, como
el de Miramar y el de Mar del Plata.
Pero la APP no es un ente
privado, deberían ser todos los profesionales...
A.L.: Pero cuando hubo que tomar decisiones no las tomaron,
o las tomaron mal. Y es así, la APP es una entidad
que tiene que defender al jugador profesional, y el
jugador profesional, hoy, en Argentina, tiene que jugar
al pádel, que es lo más importante, al
jugador le gusta jugar, no jugar un torneo cada seis
meses, pero bueno, la culpa es de todos, de los jugadores,
de los clubes, los organizadores, los dueños
de marcas de paletas, todos tienen su rédito
personal, y nunca hubo un proyecto que dijera "vamos
a hacer crecer el pádel".
Claro, la explosión
del pádel superó la estructura, como no
pasó en tenis, que ya tenían una estructura
muy armada antes de la explosión.
A.L.: Sí, el pádel es un deporte de veinte
años, o menos. Fue un crecimiento muy rápido,
y no se pudo contener, y ahora se están pagando
las consecuencias.
Por eso hay que empezar de cero, como digo yo, como
empezamos en el ´87.
¿Tanto?
A.L.: Sí, hay que empezar de cero.
continúa: ver segunda
parte |